Tuesday, December 11, 2007

Monday, December 10, 2007

Renovadores editoriales en México
Por Sergio González Rodríguez

La sensibilidad y el gusto de los nuevos sellos independientes

El surgimiento de nuevos proyectos editoriales en México implica un fenómeno muy estimulante. Sobre todo porque las empresas del ramo ya establecidas atraviesan por una crisis circular que se caracteriza, entre otros rasgos, por la desaceleración de algunas de sus actividades, por ejemplo, la publicación de obras y autores emergentes.La inconformidad por un estado de cosas en el medio cultural, dado a las inercias y reticente ante lo diferente o lo que despunta, ha llevado a diversos lectores y profesionales de la letra a transformarse en editores de tiempo completo, así sea mediante planes y proyectos de alcance limitado, pero firme en términos de lograr un lugar en el mercado de la edición, no sólo en el País sino frente al exterior.Tal es el caso de editores como Sexto Piso, Almadía, La Cifra, Los Libros de Homero, Libros Magenta, Tumbona, Umbral, El Billar de Lucrecia, MotínPoeta, Quimera, entre otros, que desde tiempo atrás mantienen una línea en verdad independiente respecto de los ejes que dominan el mercado del libro en México.Dicha independencia se ejerce en términos de gusto y sensibilidad y, a veces también, respecto de los conductos de distribución rutinarios, ya que, más que limitarse a la presencia convencional en librerías, tiendas departamentales u otros puntos de venta del gran comercio, buscan a sus lectores a través del trato directo, la realización de ferias u ocasiones especiales como las llamadas ventas nocturnas en foros culturales, a donde convergen por acuerdo de grupo.Dichas características empresariales los diferencian de los editores independientes de la generación anterior, como La Máquina de Escribir, La Máquina Eléctrica, Papeles Privados, entre otros, cuya concentración en la calidad y esmero de sus ediciones tendía a divulgar éstas de mano en mano, más que pretender montar una empresa al respecto.Los nuevos editores parecen reconocerse en la integridad de las tareas de editar y, en consecuencia, realizan sus productos en el mercado a escala breve, pero influyente en lo cultural, que les atrae experimentar.

En este propósito sensato se pueden observar no sólo las ganas de compartir perspectivas distintas de enfrentar la lectura y los cambios en el gusto y la sensibilidad, sino que hay un sentido práctico muy claro: por encima de hacer un negocio por sí y en sí, a los nuevos editores les importa deslindar un campo de actividad intelectual diverso de aquel que predomina bajo las directrices de las megaempresas de la edición y de los sellos independientes ya prestigiados. Gracias al empeño e inteligencia de nuestros nuevos editores, comienzan a circular obras y autores que se hallan fuera de los intereses de los sellos establecidos.

Es así que los lectores disponemos ya de muy cuidadas ediciones de figuras internacionales como Morris Berman, Pascal Quignard, Lydia Davis, o Nicolás Grimaldi, y rescates bibliográficos como los aforismos de Maximiliano de Habsburgo. O bien, experimentos audiovisuales y textuales como los que propone MotínPoeta y libros de buena poesía a precios asequibles por parte de El Billar de Lucrecia.

Más que el cariz aventurero de estos nuevos editores, que es lo tiende exaltar la recepción periodística más primaria, lo resaltable en ellos es su voluntad de cambio y la apertura de sus curiosidades intelectuales. En el fondo de todo esto se perfila una urgencia de trascender los moldes heredados y plantear, ante el futuro, posibilidades creativas de acuerdo con las transformaciones culturales que se viven ahora. Ellos realizan el axioma del gran editor de Adelphi Roberto Calasso que aprecia Jorge Herralde: buscar lectores para obras de verdadera calidad.Entre estos emprendedores, a su vez, hay ensayistas, poetas y narradores que, en el futuro y bajo sus propias coordenadas, comenzarán a impactar en las letras. La tarea editorial es para ellos un primer aprendizaje en lo mejor. De ellos podemos esperar también obras valiosas de autor en los próximos tiempos.

Fuente: Reforma
Sábado, 12 de enero de 2008